lunes, 21 de septiembre de 2015

APRENDIZAJE EN MAGIA II

Los recursos fundamentales con los que cuenta el profesorado en la magia, son de tres tipos: su formación, sus habilidades sociales y comunicativas, y los técnicos y organizativos.Estos últimos vienen determinados, en su mayor parte, por las cuestiones económicas.Su impacto mas directo suele ser el número de alumnos por clase. Y pese a que ello tiene gran importancia en el mundo de la educación, no es tan relevante como muchos creen si esa ratio se mantiene entre unos margenes razonables.

Debemos tener en cuenta que en ese grupo de 10-12 personas las hay de capacidades muy diversas, procedentes de estratos sociales muy desiguales e incluso de culturas diferentes, es decir, no han recibido una educación mágica previa similar, sino muy diversa, tanto en lo que se refiere a los contenidos como a los procedimientos.

Volviendo al papel del profesor, éste debe gestionar la atención de sus alumnos, no de forma autoritaria, como era corriente en el paradigma anterior, sino de un modo interactivo, que facilite la construcción del aprendizaje. Esto significa fomentar el diálogo, el debate, las manifestaciones que podrían ser rebatidas, alcanzar consenso o definiciones. De esta manera, los alumnos aprenderán de él y de sus compañeros.

Otro aspecto, relevante del cambio de paradigma es precisamente la diversidad de los grupos en las aulas mágicas contemporáneas. En los albores de nuestra democracia apenas había inmigración y los chicos y chicas estudiaban hasta los 14 años.A esa edad, quien no era considerado apto para estudiar, se incorporaba al mundo laboral. Una persona extranjera en clase era un exotismo. Los peores alumnos iban abandonando el sistema educativo imperante en la época sin que eso estuviese tipificado como fracaso escolar, pues tampoco se pretendía educar a todos los ciudadanos.

La llegada de la democracia impuso la primera gran reforma educativa: la educación debería ser un bien social y obligatorio para todo el mundo, sin distinción de género, clase social o creencia. Y lo sería hasta los 16 años, la nueva edad para poder empezar a trabajar, un gran compromiso político y social que puso patas arriba el sistema educativo imperante, ya que se hizo evidente el primer nivel de diversidad en las aulas.Que todos los ciudadanos tengan que estudiar hasta los 16 años, hace visible en cada aula las diferentes capacidades de las personas y sus afinidades o rechazo a ciertas asignaturas y a ciertos hábitos de comportamiento. Los malos estudiantes ya no se irían a trabajar a los 14 años, sino que seguirían escolarizados hasta los 16 años. El fracaso escolar se convertía también en fracaso social. Para evitar ese gran problema se contaba con un profesorado educado en un sistema que no tenía nada que ver con el nuevo paradigma, para el que no estaba preparado y para el que una gran parte ni tan siquiera deseaba prepararse. No fueron pocos los que abandonaron la profesión docente.

Asimismo se produce el mismo fenómeno en la docencia mágica y su profesorado. Muchos empiezan a dar clases particulares, o bien sin tener los conocimientos suficientes que requiere la profesión y otros no se adaptan a las necesidades del alumnado actual y sus exigencias y objetivos sociales y artísticos reales.

Sinceramente,

F. Amílcar Riega i Bello.